El equipo, en crisis

viernes, 29 de enero de 2010

¿Cómo? ¿Que el trabajo en equipo está en crisis? No, claro que no, todo lo contrario, lo que intentamos dejar claro aquí es, precisamente la importancia que tiene para todos nosotros trabajar en equipo, especialmente en períodos de crisis como el que ahora vivimos. La situación que sufrimos desde hace muchos meses, las malas noticias continuas que nos llegan desde cualquier parte, han creado un sentimiento de vulnerabilidad cada vez más generalizado, una sensación de estar expuestos a acontecimientos cuyo origen y control se nos escapan, ante los que nada podemos hacer. Hemos pasado de vivir con la sensación de estar protegidos por mamá-sociedad del bienestar, a la de sentirnos huérfanos indefensos ante la que se nos ha venido encima.

¿Qué podemos hacer? ¿Es que no hay nada sobre lo que podamos actuar que nos proporcione seguridad, que nos ayude a recuperar la iniciativa y sobreponernos a todo lo malo que nos acecha ahí fuera? La respuesta es afirmativa: ¡claro que hay cosas que hacer!. Podemos (y debemos) poner en marcha, o reforzar, aquellas herramientas que nos hacen más fuertes frente a situaciones agresivas como ésta, ante la que tenemos, sobre todo, la sensación de que hemos sido sorprendidos con unas espaldas que no son lo suficientemente anchas, de que no somos todo lo fuertes, firmes ni proactivos que deberíamos ser, ni tenemos la motivación necesaria para vencer en este combate.

Y el secreto (al menos uno de ellos), es trabajar en equipo de la forma más eficaz posible, más unidos que nunca, beneficiándonos de las enormes sinergias que nos proporciona, por más que nos suene a tópico. Nos hemos olvidado de ver a nuestros compañeros como socios en los que apoyarnos. La angustia crea muchas veces situaciones de “sálvese quien pueda” que nos impiden reconocer a los que están a nuestro lado como aquéllos con los que podemos construir un equipo fuerte y ganador, blindado ante las dificultades.

Ahora bien, conseguirlo nos va a exigir esfuerzo, trabajo duro. Un equipo no se construye de forma espontánea (salvo raras excepciones) sino que es el resultado del empeño de los implicados durante tiempo. Exige, como indica P. Lencioni, la confianza suficiente entre sus miembros que permita crear el ambiente propicio donde poder compartir las opiniones e ideas que todos puedan aportar, sin miedos ni recelos. El equipo demanda también compromiso personal de cada uno con las decisiones que se tomen y las estrategias que éstas generen. Además, es preciso que todos se responsabilicen mutuamente del cumplimiento de estos planes, centrándose finalmente en el logro de los resultados colectivos. Un equipo no borra, no anula al individuo, sino que integra lo mejor de éste en una estructura que le proporciona fuerza en aquellos aspectos en los que él es más débil, que le complementa y hace más sólido.

¿Y el liderazgo del equipo? Kotter dice que un líder se ocupa, sobre todo, del cambio, motivando e inspirando a su gente. Y ahora estamos ante una situación que exige cambios muy profundos en nuestra manera de hacer las cosas. Ahora más que nunca son necesarios los Líderes (con mayúsculas), no para cargarles con la responsabilidad exclusiva de sacarnos del agujero, sino para que orienten a sus equipos ante la incertidumbre, coordinando los talentos y habilidades de todos de forma que proporcionen un mayor rendimiento.

Un proverbio africano dice que “la unión de la manada obliga al león a acostarse con hambre”. ¿Vamos a darle carnaza a esta fiera llamada crisis que nos ruge en el cuello?

JOSÉ MARÍA MATEO

¡Hoy mi empresa vale más!

jueves, 28 de enero de 2010


Hoy he tenido un gran día, he hecho grandes cosas, he contribuido a la grandeza de mi empresa, he aumentado el valor de nuestra oferta sensiblemente. ¡Ah! ¡No podría sentirme mejor!
¡Quién pudiera acabar así cada día de trabajo! Pero si no es para poder decir esto ¿para qué trabajamos? Hay quien dirá que para (por) el dinero, yo no me lo creo del todo. No estás pensando en el dinero que te vas a llevar todos los minutos de tu jornada, ni tan siquiera unos pocos.
La mayor parte del tiempo trabajas para ser apreciado, para que tu contribución merezca la aprobación de alguien. Tal y como he empezado, a ese personaje del primer párrafo parece que le basta con aprobarse a sí mismo, él es juez y parte, y por lo tanto puede que no esté pisando los pies en el suelo, que tenga delirios de grandeza. ¿Quién debe ser el juez? ¿Mi jefe? En el mejor de los casos el jefe tiene la responsabilidad de interpretar lo que dirá quien realmente tiene el poder de evaluarte con su dinero: el cliente. Por tanto cuanto más tarde en preguntarle a él, al cliente, más desorientado estaré y no sabré si lo que estoy haciendo contribuye a aumentar el valor de la oferta o lo destruye (nada es neutral).
¿Qué te parece? es una pregunta sencilla que me dará el feedback necesario para situarme, y aún así hay vendedores que les da miedo hacerla no vaya a ser que el cliente les diga realmente lo que piensa. ¡Paradojas de la vida!
C.L.G.

¿Quién es el culpable?

lunes, 25 de enero de 2010

En el día a día hay que poner el foco de atención en las cosas importantes, pero descuidar las tareas diarias o los pequeños detalles puede llegar a ser un desastre. Buena parte del rendimiento en el trabajo depende de la concentración, que puede caer vertiginosamente por muchos factores: desmotivación, acumulación excesiva de trabajo, mal clima laboral, poca creatividad en las tareas...

Si un empleado se entretiene demasiado en actividades relativamente sencillas o necesita evadirse cada pocos minutos o no se concentra...debemos preguntarnos por su nivel de motivación.

Prueba de atención ;)

Formación que transforma

viernes, 22 de enero de 2010

Hoy inauguramos el blog de Nexpertia. Pretendemos que sea una ventana por donde entre aire fresco al mundo de la formación. Nuestro lema es "Formación que transforma" y pretendemos precisamente eso: ofrecer a nuestros clientes herramientas formativas que les ayuden a conseguir una transformación profunda en su forma de ver y de hacer las cosas. Si la formación tiene una utilidad, es la de mostrarnos cómo hacer nuestro trabajo de una manera diferente, mejor, más productiva y motivadora. Si no, ¿para qué vamos a invertir en formación?.
Ofrecemos cursos innovadores, rigurosos, que tengan aplicabilidad inmediata en nuestro día a día, que nos permitan analizar nuestra situación actual y nos enseñen cómo mejorar los aspectos en los que no estemos consiguiendo la máxima eficacia.
Bienvenidos a nuestro blog.